Monday, May 14, 2007

a china en bicicleta!




Me topé con él en durante una rebaja en mi librería favorita del centro guayaquileño, hoy, no me arrepiento de haberlo comprado, aunque hacerlo me obligó a regresar a casa por mis propios pies… fue un impulso, algunos dirían amor a primera vista, en su contratapa decía: “un recorrido por la ruta de la seda por su variante menos frecuentada…” Flechazo total!

Yo desde hace mucho tiempo estoy soñando con hacer esa ruta, pero no es mas que uno de los sueños que espero realizar, quiero descubrir por mis propios pies el país más asiático de Europa, encontrarme con los profundos ojos de Oriente, perderme en un Bazar lleno de gente y sentir en mi rostro el seco viento del desierto; en las palabras de su autor, Gabriel Pernau (español), este libro que tengo entre manos no es una guía turística de fotos lindas, A China en bicicleta, “es la transcripción del cuaderno de viaje de un ciclista que también es periodista. Son impresiones, notas tomadas al final de cada jornada a partir de la realidad. Ni más ni menos”. Tuve uno que otro problema con el significado de algunos términos, galicismos en su gran mayoría, pero el libro se deja leer de un tirón…

Con este libro me tomé mi tiempo, lo disfruté, envidié a su autor, sobretodo cuando compraba en el Bazar higos, avellanas, nueces, pastas de Fhiló... cosas que en este país equinoccial son consideradas gourmet y por ende su costo es privativo; ¡Caray en Ecuador ese tipo de postres son muy caros! pero gustan tanto… mi presupuesto se pinta de suicida cuando se me antoja visitar algún lugar de libaneses y sólo imaginar que Él se atracaba 10, 15, 20 pastas diarias a un precio de risa me convierte en el perrito de Pavlov… He disfrutando de su viaje de manera muy singular, sentí frío, calor, sed e incluso muchas ganas de probar los dulces de Turquía, con los que él se atraganta de tanto en tanto… ¿Avellanas tostadas? Qué delicia y qué lujo en mi tropical país…


No puedo negar que la realidad que percibí entre sus páginas es completamente desconocida para mi, gracias a novalis, descubrí un site que muestra mapas con el sistema GPS y desde allí pude ubicarme con mayor facilidad en la ruta que seguía este español por Turquía, Georgia, Azerbaiyán, Turkmenistán, Uzbekistán, Kazajstán, China... Me impresionó mucho el papel que tiene la ONG Médicos sin Fronteras en Georgia, este país por las continuas guerras, el cierre de fronteras, la ausencia de subsidos de la Ex. Unión Soviética muere de frío y hambre, pese a que tiene recursos en gas natural y petróleo... descubrí que la corrupción de las autoridades, la lentitud de los trámites burocráticos, la prepotencia de algunos empleados del sector público no es exclusivo de latinoamérica... reconocí la calidez, la honestidad, la soltura de cada uno de los personajes anónimos, quienes en cada puerto, pueblo, ciudad, despoblado acogían a Gabriel como uno más de la familia, no pude dejar de compararlos con las personas que yo misma me he topado en mis viajes a lo largo de la Costa, quienes sin ningún interés me han ofrecido un plato de sopa de Churo, un arroz con pescado frito o un cigarrillo.

"Muchas horas de pedalear, de sufrir en algunos momentos para poder disfrutar después de ocasiones únicas. Cerca de cuatro meses de rodar al ritmo de la gente, de oir los cláxones de los camiones turcos y chinos, el frescor de la lluvia en la cara o los 42 grados del desierto de Turfan, el peligro de perderse en cualquier cruce, los desconocidos que me saludaban al verme pasar. Ocho países, formas de vida en principio muy distintas que he tratado de respetar y comprender. Aún no hace una hora que, en un pueblo, una mujer se me ha acercado para regalarme un par de melocotones. Son muchas las personas que, como ella, me han ofrecido desinteresadamente lo poco que tenían, sin esperar otra cosa a cambio de conocer a un extranjero y soñar con lo que a ellos les está vedado. Es posible que hayan aprendido de mí, pero no tengo ninguna duda de que Yo he aprendido mucho de ellos, viendo cómo viven, la dignidad con que lo hacen con lo poco que la vida les ha dado, invitándome a compartir su comida y techo, ayudándome a superar bareras políticas, sociales, idiomáticas o religiosas. Una experiencia inigualable que el turismo convencional muy raramente ofrece. Sin embargo, la adaptación no ha sido fácil; he tenido que superar muchas incomodidades, aprender a romper las cadenas de prejuicios con que salí de mi país. No, viajar no es fácil. A viajar también se aprende, como se aprende a respetar, a comprender y a avalorar la diferencia. Amarillos, negros, blancos... Viajar es entender que, al fin y al cabo, no somos tan diferentes. Por más que quieran hacernos creer lo contrario. Todos nos emocionamos, enfadamos, sufrimos o vivimos por motivos similares.. ¿ Y qué es viajar, sino vivir? Conocer, descubrir, exponerte a la realidad tal como eres, cubierto sólo por tu disfraz de persona."*

Si antes tenía ganas de recorrer la Ruta de la Seda, por su variación más comercial, en un todo terreno. Hoy, tengo ganas de hacerla en todas las rutas posibles y si tengo las facilidades realizar una parte en camello. Disfruté mucho de esta aventura ajena en bicicleta, al final este libro es el testimonio de una de esas locuras que debes hacer una vez en la vida…

* Extracto del epílogo del viaje por la ruta de la seda, este periodista español tiene otro libro escrito en español "Cuba en Bicicleta" y uno en catalán "Por tierras de Ala", para este se inspiró en la canción de Joan Manuel Serrat "Mediterráneo", fue de Tánger a Estambul, cruzó Marruecos, Argelia, saltó en avión a El Cairo, pedaleó por el desierto de Sinai, Petra, Wadin Run, Israel, Danasco, Beirut.

2 comments:

Daniel Solorzano Salazar said...

excelente narrativa y un amor extremo por los detalles, hacen de Gabriel Pernau un escritor imperdible. De esos que no se puede dejar de ser deleitados.

Como te lo dije, Candela.... ojalá me preste este librillo y no vaya a ser como las pelis...

Unknown said...

En bicicleta!!! yo tengo algunos libros de esa colección de viajes :)