Tuesday, March 18, 2008

oscuridad!



Martes, día dos. No hay una luz al final del túnel, todo es oscuridad.

Hoy tomamos dos placas del corazón.

El resultado lo esperábamos. Las radiografías confirmaron nuestras sospechas. Una caridomegalia generalizada, junto al desplazamiento hacia la dorsal de la tráquea se desarrolla con cada respiración.

A la salida del cuarto de rayos exis cuelgo sin esperanza la pesada bata. Aún está fresca en mi retina la imagen blanca y negra próxima a la muerte. Mis ojos se nublan, trago saliva e intento darme valor mientras camino hacia el área de diagnóstico.
El médico encargado me espera en una sala estéril. Tiene las radiografías sobre una caja de luz, las observa detenidamente. Este joven galeno de barba corta y bien cuidada develará algún resultado que yo ignore?

Minutos después voy como robot hasta una ventanilla de vidrio. Cancelo la cuenta sin preocuparme por los billetes verdes que le entrego a una mujer rubia que sonríe ajena a mi barroca desgracia.
Allá, en la sala de espera, aguarda por mí una mujer devota con rostro bondadoso. La imagino nerviosa mirando sin cesar hacia la puerta que ahora nos separa. Esta dama sostiene su Rosario con convicción. Cree que sus plegarias le garantizan una generosa porción de buenas noticias. Ignora que Dios, su Dios y cualquier otro, es sólo una antigua superstición equivalente a la nada.

Acobardada regreso sobre mis pasos. Aún no estoy lista para enfrentar esos ojos mansos de cordero anhelantes de un milagro. Busco una salida alterna del área de cuidados intensivos. Camino por largos pasillos blancos hasta el exterior de la casa de salud.

No tengo ganas de hablar con nadie, me falta el aliento y el llanto me ahoga la voz. Tras la niebla húmeda de mis ojos busco algún rótulo familiar, una marca. Cualquier cosa que fugaz como el cariño de mujer, me prohíba abandonarme a la insensata locura del dolor.
La migraña oprime mi surcos cerebrales como una prensa de papel. Los capilares de mi sien izquierda laten con rapidez. El temblor de mi mano continua sin descanzo y en mi cabeza se repiten las imágenes una y otra vez.

Desabrocho un bolsillo de mi pantalón. Enciendo el móvil. Encuentro su nombre acompañado por la estrella solitaria. Presiono marcar, pero aborto la llamada. Este embrollo debo resolverlo sola, al margen de sus comentarios pragmáticos. Tal vez, la ayuda ofrecida ayer… hoy, me será negada.

Mi decisión es firme. No cederé un centímetro más de vida al sufrimiento despiadado. Tras de mi se cierran en silencio las automáticas puertas de cristal.

No hay luz al final del túnel, todo es oscuridad.

4 comments:

Carlos Paredes Leví said...

Le deseo alg�n destello luminoso que le alumbre el camino

Unknown said...

Estoy recien volviendo a Madrid. Te timbro a la mañana (mi tarde). estate tranquila

Anonymous said...

Que pasó? sabes que tengo una puta tarjeta y no puedo hablar con Ecuador desde el día Lunes? (no concreta la llamada, dice el mensaje de la Telefónia).
Espero que estés bien, no puedo llamarte, no te veo conectada, mierda!

Anonymous said...

Escribe usted maravillosamente.
Mis respetos