Friday, March 22, 2013

Divina Cafeina



Como odio el sonido del despertador, como detesto salirme de la cama tan temprano para continuar la monótona rutina.

Voy casi tropenzando con Filiberto, el gato amo de casa, mientras camino hacia la cocina y automáticamente le lleno su plato con pepitas de colores, voy a mear al baño, lavo mis mano y enciendo la hornilla.

Durante años esta es mi rutina, todo de memoria. De la cama, al baño, a la cocina y sobre la ardiente hornilla hiervo agua con la excusa del cafecito calentito, conjurando el agridulce sabor del jarabe de petróleo.

Esta semana fue tenaz y hoy traté de marcar la diferencia. Pero la vida conmigo es muy puta, le encanta meterme el pie y romperme la boca contra la acera.

En mi oficina se terminó el café y solo había dos frasquitos verdes decían caféescafeinado… eso es mucha mierda.

El café es como gasolina para cerebro, hasta el primer sorbo, no enciende.

Y hoy en el estante de la cafetería dos frasquitos verdes se burlaban de mi mala leche.

Si así inició mi día… no quiero imagina el resto que está por llegar. 

Thursday, March 21, 2013

El principio, sin fin...


Despierto cubierta de ganas, el corazón palpitando en mi garganta, la fiebre bajo mi piel a punto de enloquecer y este vacío que asesina el silencio gritando: sin ti, las madrugadas son eternamente solitarias y las sábanas gélidas solo me estorban en la cama.

Me toca aprender lentamente que la ausencia de tu cuerpo es permanente, definitiva. Esto de someterme al capricho de tu piel no combina conmigo, aquí, entre tú y yo, no hay matices ni equilibrio…

Eres mi incógnita y certeza.

El principio, sin fin...
 

Monday, March 18, 2013

Purpura


I
Pocas ganas tengo de explicar las razones de mis actos. Las consecuencias de mis decisiones. Muchas veces resulta más saludable taparle la boca al corazón y continuar caminando por el sendero pedregoso. Aún en los momentos más obtusos puedo lavarme con agua fresca de fuente el rostro lleno del lodo parido por  las lágrimas.  Nunca es tarde para arrepentirme y aunque me cueste debo romper la costumbre de colocar puntos seguidos donde debo poner punto final.
II
Miro al fondo del abismo e imagino las rocas salpicadas con mi sangre. ¿Acobardada? Descubro las marcas  purpuras de sus dedos sobre mi cuello y le permito al viento liberarme de la prisión…