Thursday, May 10, 2012

Vivora Caprichosa


De pie en este pasillo, donde ya no alcanzan más almas, voy de regreso.

Ansioso por encontrarte en ese cuartito minúsculo con balcón, escasamente iluminada sobre el cálido colchón. Cubierta tan solo por ese rocío de sudor que humedece tu piel y ese pedacito de tela brasilera que se esconde entre tus nalgas redondas como una invitación deliciosa al pecado.

La parada de la Víbora, este barrio reptil donde vivimos, me anuncia que en un par de cuadras más podré tenerte al alcance de mis labios. Ya te siento cerca, tengo tu sabor en mis labios y estoy salivando como el perro aquel del experimento, excitado por un sutil vestigio de tu sabor profundo que ahora me llena la boca y desde abajo presagiando tormenta algo amenaza con furor.

Sin ruido cubro la distancia que nos separa, estás como te imaginé, pero la ausencia de la brasilera es evidente.

Improviso una húmeda caricia y recorro tu espalda hasta lo alto de tu nuca, mordisqueo un poco tu hombro y te descubro.

Adormilada sonríes haciéndome un espacio entre las sábanas, todavía inconsciente que la fiebre me consume, acoges entre tus senos desnudos  mi anatomía. Tan particularmente te acomodas que provocas un desvarío fugaz.

Tu piel transparente despierta al instante del letargo y se alborota apasionada y tu cuerpo húmedo te delata...

Tomas mi mano y la conduces al sur de tu cintura más allá de la prudencia, invitándome a explorarte, provocándote con una caricia circular sobre el pequeño guardián del fuego, y él se esconde a voluntad y reaparece por capricho.

Me utilizas a tu antojo, sin dejar de calentarme con tu mirada te vas acomodando. Capturas la mano que aún tengo libre y la llevas hasta el interior de tus muslos estremeciéndote confiada en alargar  tu placer hasta reducirte a cenizas.

Quiero cumplirte este capricho. Me atrevo. Me trepo y arropo tu piel entera con mi cuerpo.

Te entretengo con un beso y por un instante tomo prisionero uno de tus achocolatados pezones, lo acaricio con la punta de mi lengua hasta que él despierta ávido de atención y cierro ligeramente mis dientes sobre la cúspide. Voy notando como un respiro acalorado escapa de tu boca, mientras repito la dosis, siento como la caricia angustiosa de tu cadera anhela que oriente mi compás en otra parte.

La visita que anhelas puede retardarse un poco más... tengo ganas de enredar tu cordura.

Voy saboreando cada surco de tus costillas aligerándote la tensión del vacío, freno en tu cadera y afilo mis dientes cerca del equinoccio de tu cuerpo, continúo por tus alrededores provocándote correntasos ligeros, pero tu punto débil se encuentra mucho más al sur.

Descontrolada apelas misericordia...

Sin ceder un milímetro escondo mi cara entre tus labios obscuros dispuesto a tomarme a voluntad tu última frontera, tras de mi quedaron tus muslos temblorosos y los pliegues cálidos de tus rodillas. Tus suaves muslos y delicadas rodillas conspiraron con este desenfreno que ahora experimentas.

Acalorada, casi sin respirar, te dejas ir… la escasa resistencia que aún mantienes firme cede entre rítmicos espasmos.

Aprovecho esa onda cálida que liberas y te invado con toda mi fortaleza. Expulso el vacío de tu interior, te lleno toda, mientras continúo sin tregua mi marcha hacia el abismo nebuloso en donde ahora te encuentras.

Agotado, casi sin fuerzas, invierto la ecuación.  Pido una tregua, pero tu aún hambrienta tomas tu puesto en mis alturas. Mientras tu cabello salvaje opaca la luz, agarro tu cadera para mantener el ritmo que por momentos detienes para recargar energía y continuar tu agitada tarea.

Al borde, casi al borde me abandonas, me desnudas del condón, me escondes entre tus labios e indefenso solo observo este capricho tuyo.  Seducido por tu boca, me estremezco bajo las húmedas caricias que improvisas y me abandono a la inconsciencia.

Sin aliento me separo de tu piel, necesito una tregua.  Tomas mi mano y la dejas descansar sobre tu seno, cerca de tu agitado corazón.

Hora de dormir te escucho susurrar, mientras te acomodas en nuestro minúsculo colchón. Me abrazo a tu espalda cerrando mis ojos satisfecho.

No comments: