Wednesday, May 28, 2008

chubasco!




El príncipe de la dulce pena soy,
Y mi sangre alimenta tu sed,
La lujuria de mis alas roza tus pechos y araña tu piel
...
Ángel del dulce dolor,
Bebe la hiel de mi boca
Blasfema, ven y hazme el amor
...
Y sé que moriré de amor decadente,
Lúgubres besos
¡Quémate en mí!
...
Quiero estar junto a ti y alimentar tu boca,
Hay veces que el dolor, duerme en una canción
diabulus in musica, Mägo de Oz


Hoy tengo un chubasco de pesadumbre deslizándose sobre mis hombros,
son de esas melancolías que siempre remontan a la última nostalgia,
en este caso no hay añoranza que no teja sus enredos sobre su sonriente recuerdo.

Valdría más interpretar un monólogo suspensivo y privado
de las querencias que adormece el alcohol,
y sin embargo, retorno precavido a su somnoliento recuerdo.

Admito que tengo el enamoramiento tirado debajo de la ventana,
seguramente le falta orearse, quizás un poco de luz
que le saque de ese solemnidad fúnebre de los amorosos.

Es por eso que en esta noche retorno a la lejanía de ti,
ya sin los asombros cotidianos y predecibles,
regreso a ti sin ser yo,
en el absurdo de ya no perseguirte a ti,
sino a la nueva imagen que eres sin dejar de ser tú.

Suele haber momentos en que te apropias de toda idea,
de toda sensación que posee hasta la más vaga imagen.
En otras ocasiones no alcanzas a ser
ni ventisca del más primario recuerdo.

Pareciera que alternas entre vida y muerte,
entre muerte y vida,
pero siempre a las reservas de la ignorancia que tienes de mí,
pues existes en el espacio de la otredad desconocida.

No quisiera, pero hay una parte que aguarda por ti,
aguarda desde las sombras que dejan las velas,
aguarda desde tu felicidad,
aguarda desde mi infelicidad.

Hoy un chubasco echo tormenta
moja con absoluta confesionalidad mis penas cotidianas,
esas que suelen ser secretos de mis secretos
y que a la albor de que nadie se de cuenta,
socavan mis intentos de felicidad.

Hoy se me hizo imposible omitirte de mis palabras desarticuladas.
Por eso escribo a ti,
principe de la dulce pena de los tiempos remotos,
como falso intento de salvación,
pero con la real devoción de sus labios, como siempre fue.

Te proclamo a sabiendas de que no estás,
peor aún, te proclamo a sabiendas de que seguirás sin estar,
y a pesar de ello,
sigo zurrándole tu nombre a mi almohada
y tu rostro a mis añoranzas.

Algún día regresarás,
y sólo espero poder hallarte en el retorno.

3 comments:

Anonymous said...

Aunque te sueltes esa melena indomita que posees y ultimamente no te despegues de esa mueca ironica que me enoja la sequia de tu risa es un signo que delata una tormenta. Pareces un fantasma. Te vas temprano, llegas cuando todos duermen. Ahora intuyo la razon, Mire el calendario y comprendi todo. Perdi tu confianza? No quise ser grosero. Lo siento si sone asi y disculpame. la impotencia de no poder traspasar tu muralla es lo que me obliga a actuar asi. Puedes tenerlo todo, para que elegir lo opuesto a tu felicidad? Hablame, quiero comprender. No me juzgues tan severo, no me guardes en el mismo saco, antes escucha mi verdad.

Anonymous said...

Aunque te sueltes esa melena indomita que posees y ultimamente no te despegues de esa mueca ironica que me enoja la sequia de tu risa es un signo que delata una tormenta. Pareces un fantasma. Te vas temprano, llegas cuando todos duermen. Ahora intuyo la razon, Mire el calendario y comprendi todo. Perdi tu confianza? No quise ser grosero. Lo siento si sone asi y disculpame. la impotencia de no poder traspasar tu muralla es lo que me obliga a actuar asi. Puedes tenerlo todo, para que elegir lo opuesto a tu felicidad? Hablame, quiero comprender. No me juzgues tan severo, no me guardes en el mismo saco, antes escucha mi verdad.

Anonymous said...

Estas a un paso de destronarme a mi Gioconda Belli!!! Esto esta demasiado bien escrito, aunq el viento se llevo algo mas q tb fue de mi agrado.