"Un día como hoy, inicia muy temprano... el reloj marca las 04:25 cuando abro los ojos y despego mi piel del cobertor.... voy prendiendo todas las luces que se cruzan a mi paso... colo el café, exprimo unas naranjas, mientras caliento unas arepas en el horno. Repaso la lista de pendientes... el refrigerio del medio día en la lonchera, pagadas están las cuentas, el super lo hice ayer, envié el arte del libro, aún debo comprarme otra tobillera para entrenar softball sin riesgo de esguince, no puedo olvidar la reunión de padres en el colegio de Belén, deberé pedir permiso en el trabajo y otra vez veré la expresión molesta del jefazo… El reloj marca las 05:00, estoy retrasada aún me falta ponerme el uniforme y pronto pasarán recogiéndome para ir a la oficina… al igloo siberiano… a las responsabilidades que me mantienen al margen de mi vida… Son las 05:15, voy en camino… recorro la ruta inmensa… solitaria… he cumplido con el cronograma… todo está al punto… entonces, ¿por qué esta inseguridad? Siento que he olvidado algo, que he perdido algo… quizás un reencuentro con mis amigos, quizás el reflejo de mis ojos en rostros conocidos… ¡Tengo ganas de gritar! Comprendo que pretender ser adulto tiene sacrificios… no farras entre días laborables, no cine, no amanecidas… siempre están los fines de semana y los días libres para ver a aquellos que iluminan tu vida… ¿vale la pena el sacrificio?" Esto lo escribí hace exactamente 2 años, y puedo probarlo aquí Hoy, tengo muy pocas ganas de describir el turbulento estado laboral al que me enfrento, hace más de un mes que estoy diseñando free lance para la anterior empresa en que laboré, porque el sueldo de 2 ceros que gano en la fábrica no me alcanza para sobrevivir... Entonces, aclarando las cosas, cumplo una jornada de 8 horas bajo contrato verbal en la fábrica y asisto al Igloo cuando mi exjefe así lo solicita en las horas que debería dedicarle a mi familia...
Desde que abandoné el igloo, hace 610 días para ser exactos, he repasado a diario toda la pesadilla
(sin ganas de vivirla over and over again!), que significó trabajar en el área de preprensa en jornada rotativa casi sin descansar... aunque aún entre sus frías paredes conservo muy queridos amigos y maestros, la interacción con el déspota del jefazo de ventas
(sin la menor idea del proceso de producción, pero cuñado del dueño ), mas las políticas laborales explosivas que se impusieron luego de una ingeniería de procesos con el objetivo de costear los artículos lujosos adquiridos por el propietario y sus familiares me obligaron a buscar otra opción...
Trabajar en la fábrica me gusta mucho, pero... es una lucha de todos los días hacer respetar mis derechos laborales, disimular la molestia que me provoca trabajar fuera de horario sin recibir mi justa paga por horas extras, lidiar con la incompetencia de un
galáctico kitkat, quien al parecer no entiende que no haré su trabajo (tengo suficiente con el mio!), aunque se encapriche y afirme su status... pobrecillo, no comprende que en mi planeta un
CERO a la izquierda de la coma decimal en el rol de pago si hace la diferencia... entonces no puedo perder tiempo en boberías, sólo enfocarme en cumplir mis responsabilidades según lo acordado y
see you tomorrow cuando el reloj marque las 6 pm...
Si aún continúan leyendo, entonces leyeron el relato que inicia este texto, por una razón que no viene al caso se ha modificado la hora de ingreso a la oficina... algo conveniente para unos, pero como no se alteró la hora de salida es inconveniente para otros, aquí léase
YO! Entonces mis peores pesadillas hoy, son reales y concretas... así están las cosas por esta esquina de la galaxia!
No puedo perder este trabajo, tampoco puedo negarme a cachuelear en el igloo a riesgo del suicidio de mi monedero... pero el cansancio me está dominando... y aquí no hay pastilla energética capaz de solucionar las horas de sueño que evitaré por mantenerme a flote un poco más...
Me llena de coraje tener que bailar el ritmo que toca esta sociedad canibal, soy un cadáver del sistema que se niega a vivir para trabajar! Pero oponerme sólo me orillaría a la muerte... aunque entienda que las condiciones del juego son injustas, no me queda otra opción... pero seguiré luchando para que las condiciones cambien en favor de la mayoría....
La foto es de David Airey, diseñador gráfico, lean su blog!