niña, yo, te mantengo despierta
doy vueltas y mas vueltas
por favor nos quedaran amigos
con cuentos repetidos
no no salgas hoy
la calle esta muy triste
y el mundo sigue triste
aquí, aquí es mejor
da fuego a la patada
no hay nadie en la ventana
un beso para aguantar
donde me pincha el puñal
ahora reclama mi amor
no quiero verlos llorar
bailemos hasta escuchar
que respira la ciudad
si tiran que mas nos da
si vuelves a despertar
nadie los parió
no tienen fe
nadie los parió
no entienden nada
tene la esperanza tiene una canción
vendrá, ahora baila es tu turno
y no hay ma
que yo no quiero ver mas
la cara triste nene
no no no
ya no duermas mas
Habana Abierta/No entienden nada, niña
Muy lejos de mi ciudad a 340m sobre el nivel del mar, en un lugar cercano a Manta, uno de los puertos de agua profunda mas convulso de mi país te escribo algo… pero, qué podría decirte que desde una ventana de la realidad que hemos construido para mantenernos juntos no te haya dicho antes?
Es un cliché, lo se…
Esto fingir que la distancia es algo normal, cuantas cosas de nuestra propia vida tenemos que tragar en nombre del nefasto concepto de la normalidad. La injusticia es algo frecuente, recurrente que al final de los días nos termina anestesiando, cada golpe se nos antoja menos doloroso, mas leve, menos dramático…
Terminamos con nuestra carne convertida en filtrafa, y así, hecha girones la tomamos entre las manos para colgarla sobre nuestro hombro y continuar el camino sin mayores remilgos.
Es un cliché, lo se…
Esto fingir que la distancia es algo normal, cuantas cosas de nuestra propia vida tenemos que tragar en nombre del nefasto concepto de la normalidad. La injusticia es algo frecuente, recurrente que al final de los días nos termina anestesiando, cada golpe se nos antoja menos doloroso, mas leve, menos dramático…
Terminamos con nuestra carne convertida en filtrafa, y así, hecha girones la tomamos entre las manos para colgarla sobre nuestro hombro y continuar el camino sin mayores remilgos.
Un olor pútrido, amargo, maligno cumple su agobiadora misión tanto en el día como en la noche, nos recuerda que mas tarde que temprano seremos comida de gusanos.
Lentamente la carne aun sana se va corrompiendo y con un cuchillo sin mayor esperanza cortamos esos pedazos de piel , quizás algún día podamos surcirlos nuevamente a nuestro maltrecho esqueleto.
El cansancio intenta sellarme los ojos, mientras mis pensamientos taladran mi esfenoides.
Solo por esta noche quiero que firmaremos una tregua!
En mi cabeza, más allá de mis manos, habrá silencio. Porque solo entonces, en ese silencio, lo que es surge!
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