"Fuera del perro, un libro es probablemente el mejor amigo del hombre, y dentro del perro probablemente está demasiado oscuro para leer."*
Mi perro los últimos tiempos ha sufrido los achaques del tiempo, algo así como la peste negra ha complicado su vida... aunque él se mantiene alegre, travieso, malgeniado y consentido, estos meses me he pasado de susto en susto esquivando la fatalidad con mucho éxito... hace unos días junto a su veterinaria, quien lo conoce desde su época de cachorro minúsculo, pero bullicioso mirábamos preocupadas a una niñita conversona que durante la tarde había hecho silencio y a prudente distancia observaba cuanto chequeo le hacíamos a su amigo Merlín...
María, la doctora de perros, asombrada decía Merlín, tú tienes amigos? Lógico, este chiguagua no se caracteriza por su simpatía, no permite que nadie lo toque y rara vez se deja cargar por alguien que no sea mi mamá o yo... pero con Amelia, la cosa es diferente, al verla meneaba su cola, se agitaba, se contentaba parecía responder cuando la niña preocupada nos decía: está bien mi amigo?
Los últimos dos días me he desconectado del mundo.
Llene mi mochila, tome mi carpa y junto a Merlín me fui a buscar el silencio del mar. Como en otros días mas felices compartimos bollo de pescado, agua de coco, el humo de un chafo, club verde fría fría e incluso caminamos por la arena tan lento como se lo permitían sus pies.
Siento este viaje como un despedida a nuestros días juntos. Mi amigo esta muy enfermo. Todo este tiempo he mentido cuando respondo: bien esta en la casa.
Un perro faldero, servil, zalamero jamas se habría ganado un lugar en mi vida. Amo a este animalito. El ocupa un lugar especial entre mis pensamientos. Y mi tranquilidad se rompe en mil pedazos cada vez que lo escucho lamentarse.
Su salud solo se ha deteriorado, al punto de padecer espasmos respiratorios que culminan en un desmayo agónico. Sus músculos lisos se contraen y tose constantemente porque le cuesta mucho respirar.
Alguien hace unas semanas me dijo: "incluso Merlín es tu maestro. El perrito tiene muchas cosas que enseñarte todavía". Para variar, no se equivoca.
Junto a sus ladridos y travesuras aprendí a compartir mi alimento en aquellos tiempos del congelamiento bancario cuando poco o nada llenaba la alacena. Algunos días me demostraba al lamer mis lágrimas que siempre tendría razones para sonreír. Merlín me has dado tanto amor como te es posible, que incluso hoy, tan malito como estas me has dado un beso.
Gracias amigo por todos estos momentos felices. Esta es tu ultima madrugada. Tengo la certeza. La luna nos acompaña y una tenue garua refresca la brisa del río.
Si he de ser sincera hoy me siento un poco sola. vive en mi tu recuerdo amigo. Hasta pronto Merlín.
* Groucho Marx, actor