Algunos días de estos días descanso mis dedos sobre el teclado y observo mi reflejo en la pantalla de la compu. Me detengo. Respiro profundo. Cuento pausadamente al infinito: 1,2,3 - 1,2 - 1,2,3,4
Las imágenes se estrellan contra mi bóveda craneal de una forma tan intensa que algunas lágrimas compiten en intensa carrera por volar en el vacío.
Cansancio, frustración, impotencia, ira, desgano, es una bronca tremenda de emociones.
No se definir lo que se alborota dentro. Pienso en otra cosa, divago. Me voy lejos, muy lejos. Y, siempre vuelvo a este callejón.
Continuo sentada a la vera de esta calle sin nombre tratando de entenderme, confesarme, animarme ante esta tortura del sentido sin sentido.
Buscando una seña, una marca, un signo del momento en que entregue sin condiciones mi vida al viajero de los cometas, el día en que regale con toda la cordura de mis sesos los primeros sueños y los últimos deseos de mis días.
Calma. Silencio. Soledad.
Entonces, otra vez, las imágenes se estrellan contra mi bóveda craneal de una forma tan intensa que muchas lágrimas discretas compiten en intensa carrera por estrellarse en el horizonte de esta media noche con estrellas.
Y, SparkieChispita, para variar desvelada, garabatea en su pared asteroides y planetas. Se sube. Se baja. Se acomoda muy contenta entre mis brazos al fin cansada de estar contenta.
Me distraigo liando historias fantásticas acerca de una chiquilla de cabello rizo, ojos grandes y cejas profundas. Una experta y valiente piloto que en veloces cometas recorre espacios estelares mas allá de la vía láctea. Viaja en busca de respuestas. La acompaña Lucky Starr, el misterioso ranger del espacio*.
Así, presa del cansancio hiperactivo SparkieChispita adormilada se acurruca bajo su manta. Se despide diciendome te amo en tierna voz justo cuando le grabo otro beso. La mantengo un rato mas entre mis brazos. Cuando respira profundo la abrazo a su dragón.
Camino descalza por el pasillo desierto. Cuelo Café. Enciendo un chino. Te busco entre el brillo de las estrellas.
Vuelvo al dormitorio donde segura descansa mi niña. Ese cuarto que habito hace veinteisiete años y que hoy ella siente propio. Me entrernece observarla en calma.
Otra vez, descanso mis dedos sobre el teclado y no dejo de mirar mi reflejo en la pantalla de la laptop. Me detengo. Respiro profundo. Sonrio. Pienso.
Por fortuna mi corazon continua latiendo. El arrepentimiento ya no viene a cuento.
Tengo infinitas razones para ser feliz. Estoy viva. Gracias Amor.* Lucky Starr, el ranger del espacio, es el AK de David Starr, un joven huerfano criado por amigos de sus padres, distinguidos miembros del Consejo de Cienca, a raiz del asesinato cometido por los piratas del espacio. Es uno de los personajes de Isaac Asimov que recuerdo con aprecio.
2 comments:
"Tengo infinitas razones para ser feliz."
Eso es algo que muestra que el mes del culo ya se fue
o asecha entre las sombras
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