Saturday, October 11, 2008

Guayaquil City va ha REVENTAR!!!!



Octubre, como Julio o Diciembre, son meses de fiesta, algarabía, fritanga y multitudes desordenadas como manadas de borregos en un angosto camino vecinal. Es un suicidio salir a la calle en estos días. Cuando me atrapa un trancón quisiera largarme bien lejos de los dramas pasionales de los choferes con sus pitos.

La basura consumista de la gran masa fervorosa se acumula en la calsada y siento que todo el lugar donde me encuentro se estanca. No pasa nada, el tiempo se congela y soy como un personaje de cine silente que avanza en slowmotion.

Todo es bulla, ruido mucho ruido!!


Aquí un circo, allá una feria, acá una fiestita barrial que cerró la calle principal, cerca un desfile de carros alegóricos, lejos un concierto gratuito para el pueblo ingenuo (nada es gratis cholitos todo lo pagamos con impuestos, TODO! Hasta el agua que se toma el politiquero de turno!)

Todo es bulla, desorden, caos!!

Guayaquil se convierte en un gran MERCADO! Esta ciudad se transforma en una gran Cloaca!

En la Perla del Pacífico, como algunos la llaman, donde en invierno me meriendan los mosquitos y les doy albergue a los grillos sin lío, el calor es una molestia inevitable, la maldita humedad que ciertos días ni el aire acondicionado calma!

No es gratis que Mano Negra le dedicara una canción en sus Puta's Fever!

Guayaquil es un verdadero infierno durante sus fiestas!

De dónde sale tanta gente! Se esconden como el moho bajo las piedras?

Qué los anima a salir de sus casas con este maldito calor? Qué será que no se cansan de esos desfiles patéticos de carritos alegóricos y comparsas importadas? Quién observará en cadena local la gran Parada Militar? Cuánto cuesta todo ese derroche de Pirotecnia sobre el manso Guayas? Por qué hay que escoger una reina cada año y gastar Woww 15 mil dolares en una Corona? WTF!!!!!!

Ay, en estos días Guayaquil te detesto con toda la viceralidad de mis ovarios!

En esta ciudad no pasa nada... nada... nada... te estruchan en la metrovía, pero todos callan.

Pero luego, cuando mis pies se alejan de esa algarabía festiva y su masa concentrada en el centro la cosa cambia.

Voy bordeando la Bahía con sus ofertas. Esquibando los piropos de los vendedores ambulantes y respondiendo al patan de turno "Mucha Carne para tan poco gato!". La frase de mi abuela, una verdadera hembra huancavilca a quién le envidio el vaivén de sus caderas, la recuerdo moviendose sabroso por las calles con su canasta en una mano y mi mano en la otra cuando Yo era una mocosa traviesa y curiosa.

Todo ha cambiado a como lo recuerdo, no huele igual, no se siente la efervescencia del comercio.

Hoy, la zona del mercado es light, pero aún se encuentran las humitas con café a toda hora en aquel rinconcito típico, el pescado frito con arroz que la Olguita preprara desde que recuerdo para los noctámbulos que regresamos a casa hambrientos o los cangrejos de Santay cerca de la fabrica de La Universal. Ufff y ese aroma a chocolate, que rico pasar por tu vereda!

Luego de la Compañía de Bomberos entro silbando en mi barrio bravo. Para muchos esto no es más que un barrio pobre lleno de ladrones, pero para mi es una gran casa. El lugar donde siempre quiero regresar.

El Astillero que bordeando el río poco o nada ha cambiado, con la parada de la metrovía incluida.

Sonrío al reconocer el camino a casa. Allí un árbol de Almendro, allá uno de Mango, más allá mmmm Guayaba. Este es mi hogar.

Ay, Guayaquil algunos días te detesto con cojones, pero otros te amo con fervor adolescente!

Estuve leyendo unas palabras de Andrea: "Caminábamos por esas calles con desenfado sin temer a los choros del centro, ni la hora de llegada, sin celulares, en zapatillas y sin importar nada porque el mundo sigue sus vueltas y nosotros lo pasábamos bien". Lea más en su blog Divagaciones de una guayaca en el exilio. (haber si así te animas a postear más seguido vagoneta!)

En serio que hubo una época en la que yo respiraba Guayaquil, en la que decía que esto era lo mejor del mundo (tan ingenua yo!) y que en esta ciudad caribeña del Pacífico quería morir.

Así que me muerdo la lengua y me aguanto sus falsas fiestas de independencia!

Lo admito. Amo a esta ciudad caótica y malsana. Revanchista y separatista. Mojigata y criminal. Salvaje y violenta. Incluso con su degeneración urbana aún deliro entre los callejones, me tomo las bielas en tienditas sin nombre y la camino de cabo a rabo silbando por las calles bien entrada la noche.

Es cierto me han robado, estruchado, atropellado, chocado, insultado, empujado, pero todo forma parte de su encanto pueblerino, porque este Guayaquil con pinta de Miami es un pueblo grande!

Y me encanta, pero otro día escribo más... ya me voy a comprar cangrejos, unas bielas y tabacos que tengo invitados a casa. Otros guayacos como yo, otros no tanto pero ya los adoptamos, quienes aún le encontramos su encanto a esta ciudad sin futuro que nació en las faldas de un cerro, a la orilla del río.

Allí me voy silbando: Guayaquil City va a reventar! Tanto calor no se puede aguantar! Guayaquil City gonna kill you Baby! Oye pana que pasa por la calle Nada no pasa nada!

Gracias Manu, esta canción es más sincera que aquellas que me enseñaban en la escuela!





Guayaquil City, Mano Negra. Disco Puta's Fever.

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