Thursday, October 2, 2008

impúdico ardiente presente!



No funcionó
¿Se te apago la llamita?
El frío te nubló la vista cuando ya volvías de tu cacería
Se nos fugó la magia
¿Qué nos pasó con nuestros días de calor?

La Séptima Cuerda/Días de Calor

Otra vez, dejo a un lado mis tareas, los diseños, los presupuestos y vuelo más allá.

Abandono las obligaciones concretas argumentando una reunión imprevista, cierro la puerta con un nos vemos luego y me dejo guiar por el chofer hasta la particular dimensión dónde te encuentras.

La emoción de sentirme acurrucada en la curva de tu cuello consume rápidamente las luces de los semáforos, los altos en las esquinas.

Mi corazón se acelera y oculto bajo en mi falda un minúsculo triángulo se humedece cuando en un respiro capto el ácido aroma a café.

Estas en casa y yo también. Abres con sigilo la cerradura de la planta baja y subo a trancos los escalones carmelitas que separan mi boca de tus ansias.

Las huellas en nuestro rostro son leves, mas el planeta dio vueltas completas al sol y muchas lunas menguaron desde la última vez en que mis ojos se eclipsaron con los tuyos en este impúdico presente que se niega a darnos de cenar.

Quiero contarte tantas cosas, preguntarte otras más, pero no vine a conversar.

La temperatura de tu bienvenida, me mantiene en silencio.

Te siento tan cerca que me desvanezco ante la posibilidad de convertir mis delirios en correntadas violentas, en húmedos suspiros de completa y delirante agonía.

Improvisando, inscribo entre los pliegues de tu piel nuevas caricias aprendidas sin ti, cuando consumiendo mi pasión en otros cuerpos transpiraba un conjuro, una oración que más allá del delirio me arrastraba justo a la orilla de tu latente recuerdo.

Ahora puedo sentirte, ya no te imagino devorando mi cuerpo. Te percibo con todo el peso de tu posesivo celo. Me estremezco bajo gutural gruñido de tu deseo, mientras con fuerza vas tirando de mi cabello.

Escondes tu rostro entre mis senos, olfateas buscando ansioso las huellas de mis casuales desahogos y sonríes al reconocer en mi piel sólo el reflejo de tus eróticos desahogos.

Te ofrezco mi boca sin recelo y me entrego a ese beso húmedo, que ávido en lujuria marca las coordenadas del próximo movimiento.

Siento la resurrección de la carne, tu carne, bajo la rítmica caricia de mi cadera ajena aún a tu cadera por causa del oscuro pantalón. Yo, llevo dentro una de Magdalena, tanto como Tú resguardas una de Jesús.

Me animo ha arrancarte la mortaja descaradamente, necesitamos más calor que el producido por la fricción de nuestra piel, ¿para qué tanto trapo?

Abro una brecha entre tu abdomen, hasta una cuarta más allá de tu ombligo y convoco el huracán de tus tormentos. Ondulas tus caderas para cobijarte entre las húmedas tinieblas de mi boca, continúo acariciándote, empujándote al abismo muy dispuesta a convertir en niebla las imágenes de tus pajas solitarias...

La abstinencia de nuestras pieles concluye hoy, llega hasta hoy, finaliza hoy cuando el canabis de tu sexo me convida a desertar de esta orgullosa razón...

En un descuido equilibras mi tramposo deseo e igualas a cero todos mis intentos por reducirte a cenizas justo al borde de mi boca. Indefensa a tus ataques me arrastraras con tus locas intenciones.

Sintiendo la efervescencia que produce el juego de tus dedos voy dejándome inmolar por el fuego contenido tras las ligeras huellas de tus dientes en mi piel.

Voy hablándote sin respirar, cuando la noche aún tarda en bostezar, mientras rebelde el sol se cuela por el reflejo de los cristales esmeralda y Fausto espera ansioso su pie para actuar...


* "Y ¿Nos tomamos ese café con helado dibujado en tu espalda?"
blableando monologeando ardiendo yo soIta!
no se diga más! no se diga más! al buen entendedor pocas palabras!!

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