A veces me metía en un café
acompañado de mi soledad
y quería pensar y no pensaba
porque en la esquina del tumulto ajeno
me convocaba algún silencio simple
uno es tan único que no consigue
ser como otros y menos no sernos
levantamos y desmoronamos
con los recuerdos o con los despistes
mirarse adentro puede tener gracia
y también puede convertirse en duelo
nos conocemos tan precariamente
que respiramos y eso nos asombra
el corazón aporta sus latidos
y los sentimos con un ritmo ajeno
es cierto / me metía en un café
y los otros pasaban y pasaban
pero no me dejaban ni un vistazo
para que lo escondiera en mi guarida.*
Entre partida, aduana y arribo de terminal a terminal me sobra tiempo para cuestionarme al interior. Últimamente me descubro inconforme, incømoda e irascible. Estoy casi al borde de emplear una frase de cajøn, tan vacía como absurda: "descuida... no eres tú... soy Yo".
Observarlo esperándome en la orilla del frente junto a sus prejuicios de mujer tan solo me produce deseos de correr en direcciøn opuesta.
Soy incapaz de integrarme a su coyuntura de pareja...
Mis divagaciones seguramente dinamitarán su equilibrio y pese a todo me resulta doloroso herirlo con esta honestidad brutal como si empuñara una afilada navaja.
Pero, ¿Cømo construir utopías junto a quien el respeto y la solidaridad esquiva? luego continúo especulando: ¿Cømo permitirme calentar mi piel con aquel que de reciprocidad nada entiende? Ó ¿Cømo compartirle mi vida al hombre que ignora el cálido placer oculto en una taza de café?
Tiempo para que aprenda... prudencia, tino y paciencia es lo que me recomiendan... pero aunque lo intento con todas mis fuerzas algo en lo profundo desconfía y se rebela...
* en un café. Mario Benedetti.
No me nombres. Andres y Xavier Calamaro
2 comments:
Verch murió Benedetti...
Ahora solo yo podré defenderlos!
a mi no me gustar el cafe pa tomar pero si su aroma...
Me caes muy bien ya quisiera uno ser como tu
Saludos
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