Durante las horas que forman mis días separo un número considerable para leer desde periódicos hasta manuales de usuario. Recibo información por todos lados, en algunos casos estoy suscrita a blogs que encuentro interesantes y sus actualizaciones llegan directamente a mi correo.
Ese es el caso del Buenos Aires de Diseño, de Irene Fernández. En donde encuentro información sobre desarrollo web, entre otros datos útiles. Me gusta el trabajo de Irene. Lo encuentro fresco y funcional. Confieso que pocas veces me he atrevido a comentar sus posts, me da miedo escribir una burrada como consecuencia de mi ignoracia en el tema que ella propone en su BBD.
Como a ella, el desarrollo de la política en USA, me engancha poco... considero que entre los partidos, republicano y demócrata, no existe ninguna diferencia. Son formas distintas de enunciar la misma enfermedad.
Hoy, la autora de uno de mis blogs de consulta favoritos, incluyó esta opinión que leyó en mirá como tiemblo donde comparte las impresiones de un estudiante argentino (Berkeley, California), nos cuenta desde adentro como se vive el triunfo de Obama. Me parece interesante incluir acá:
" Bueno, al final ganó Obama. Como dijo hoy acá en Berkeley Marcelo Birmajer, por segunda vez en menos de un siglo los norteamericanos salvaron al mundo de los nazis. Perdieron los guerreros, y Barack Hussein, en su discurso de anoche, habló de paz, por eso (y por la gracia del champán) salí a festejar. Lo más lindo fue ver a mucha gente llorando de emoción -en la tele y en la calle- como si se hubiese roto un maleficio, o mejor, varios: el de la ultraderecha en el poder, el de la apatía popular hacia la política, el del miedo (a los terroristas, a la crisis, a su vez hijo del miedo a los comunistas, a los japoneses, a los negros, a los indios…) como factor político principal, y uno que condensa en parte a los otros, que es el de la así llamada “supremacía blanca”. La hija de Martin Luther King apareció en la tele, para la conmoción generalizada. Por supuesto, los papelitos y bocinazos del festejo argentino son cien veces más expresivos, mediterráneos, poderosos, que los agudos “yyyahou!” con la cerveza en la mano de los yanquis, pero de todos modos la algarabía popular era evidente, al menos en los barrios más juveniles de San Francisco y la bahía. (A propósito, sentí como nunca la diferencia mayor entre las ciudades anglo e iberoamericanas: al terminar de comer y mirar los resultados, pensé “¡vamos a la plaza!” pero claro, “la” plaza acá no existe…) Como sea, el mensaje de Obama de que negros, blancos, latinos, asiáticos, indígenas, gay y straight estamos todos unidos fue la apoteosis del Sueño Americano tal como es entendido en la costa oeste.Gané varias apuestas, todas debido a que los yanquis progres (los únicos con los que tengo contacto directo) estaban tan asustados del poder del Mal (fraude, ataque nuclear, asesinato de Obama a manos de una célula del KKK, etc.), que todos me miraban de costado cuando decía que era evidente que los demócratas iban a arrasar, y así gané cenas, cervezas y prestigio encuestoral. Como cuando mi padre me contaba que en 1983 hasta los alfonsinistas creían que ganaba el peronismo, como una dato inamovible de la naturaleza, acá traducido como que el pueblo yanqui, “The Real America” son una banda de racistas y no hay vuelta que darle. Pero no. Este país es tan complejo, diverso y enquilombado, que esa imagen no se sostiene. Por supuesto que está lleno de racistas, y McCain, cuyo mayor mérito es haber participado de la larga, sangrienta, y fracasada invasión a Vietnam, sacó nada menos que el 46% de los votos en medio de una crisis económica fenomenal y de 8 años de desastre republicano. Pero el punto es que el otro 52 % (a propósito, votaron como 120 millones de personas en un país de voto optativo, más del 60% de los habilitados), esa mayoría triunfante también es The Real America, y me permitió ganar mi apuesta.
Pero lo interesante, novedoso y original del hecho de que Obama sea Obama (me refiero a él como persona, no como sujeto político), es que su historia personal (papá keniano, mamá de Kansas, estudios en Boston, carrera en Chicago, cristiano, criado cerca de los pastores del movimiento por los derechos civiles) pone en primer plano algo que ya era evidente (más evidente en California que en Wyoming, claro), evidente en la gastronomía y la música, la moda y los acentos, la diversidad de caras y apellidos que se ven en la política municipal, en la escuela, en la calle, en las universidades, pero que estaba como taponado en las estructuras más duras del poder: los alambres que atan a una sociedad dinámica y diversa con la elite política tradicional se cortaron por primera vez en la cima del sistema de representación (la presidencia).
Cada vez que le pregunto a alguien “¿de dónde sos?”, la respuesta en 9 de cada diez casos es “mis padres son de X”. Pongamos, Colombia. Yo re-pregunto, “No, yo te pregunté de donde sos VOS, no tus padres”. Insisten: “Soy Colombiano, o sea, mis padres son colombianos, yo nací en Miami y me crié en Houston”. Se puede reemplazar Colombia por Corea o Noruega, es lo mismo: la identidad es la historia de los desplazamientos de los padres hasta llegar a los EEUU, y es algo que se define por la negativa (colombiano, o coreano o noruego, como algo distinto a lo norteamericano, entendido como la mayoría “blanca” (dicho sea de paso, la categoría de “blancos” es algo que se viene ampliando desde hace 300 años: primero los anglosajones, sin irlandeses ni judíos ni italianos ni franceses; después, todos esos juntos contra los negros). Como sea, el tema de los orígenes es fundamental, y desde luego, los orígenes son algo que se narra, son una historia, y en este sentido la historia de Obama no encaja en ninguno de los relatos establecidos, y sí representa los millones de relatos diversos, diversísimos, encarnados en la gente que hoy tiene de cuarentaypico para abajo. Esas pesonas son las que en todo el país salieron a hacer campaña, esta vez como norteamericanos, por Obama.
La otra cara, la cara política de esto, que Obama puso de manifiesto, es un nacionalismo democrático multiétnico, no clasista (ricos y pobres estamos juntos) pero sí igualitarista (justicia y oportunidades para todos). Una especie de apelación al orgullo de ser norteamericanos dirigido a un electorado heterogéneo pero ansioso de participar del patriotismo democrático, reformista, tolerante, de tonos religiosos en cuanto al fervor y la creencia en fines superiores pero totalmente secular y laico en sus planteos concretos. Por supuesto, no se apartó (jamás podría) de la retórica “excepcionalista”, o sea la idea de que los EEUU tienen una misión y una historia que lo distinguen de cualquier otro pueblo sobre la tierra –igual que los judíos ortodoxos. Y por supuesto su última oración fue “God bless America”. Y por supuesto se refirió a los soldados en Irak y Afganistán como valientes protectores de nuestra libertad. Bueno, parece que sí, que es cierto lo que Atilio Borón y otras luminarias del pensamiento político nos enseñan, parece que Obama no es Trotsky y que el capitalismo, el imperialismo y el Pentágono no van a cambiar de la noche a la mañana. Un análisis brillante, una conclusión inesperada! O sea que es lo mismo que haya ganado Obama a que lo haya hecho una banda de lobbystas de la industria armamentista, petrolera, evangélica, racista, antiabortista, multiplicadora de guerras, campos de concentración y terror mediático, cuyas políticas se reducen a quitarle impuestos a los ricos, desregular el mercado financiero, salvarlo con dinero público si es necesario y para ello desfinanciar las agencias públicas que dan techo a los ancianos, comida a los pobres, educación a los niños, hospitales a los asalariados, y así…
Volviendo de la fantasía a la realidad, o mejor, a lo imaginario y colectivo, lo más conmovedor del discurso fue el arco histórico que trazó Obama, como en canto de voz y respuesta religioso, a partir del caso de la viejita negra de 106 años que fue a votar el martes: ¿Qué pasó en 106 años? Sus padres fueron esclavos, y esta mujer votó en una elecciones que consagraron presidente a un negro (y el público en coro: yes, we can); salimos de la crisis del 30 con políticas de bienestar (yes, we can); le ganamos a los nazis (yes, we can); llegamos a la luna (yes, we can); le ganamos a los rusos (yes, we can), conectamos al mundo entero, como nunca antes, con nuestra tecnología (yes, we can). Claro, no mencionó Hiroshima ni Guantánamo. Pero la pregunta que planteó fue cómo será el mundo dentro de 106 años, y la respuesta: el fruto de la paz y de la convivencia. Después de 8 años de guerra mundial, retórica racista-religiosa y terrorismo de estado, después de 25 años de neoliberalismo, y después de tres siglos de presidentes blancos, es toda una diferencia. Y para mí, después de apenas un año y algo de tratar de entender a estos bichos raros que son los yanquis, es también una alegría.
Chin chin Pablo"
Pero lo interesante, novedoso y original del hecho de que Obama sea Obama (me refiero a él como persona, no como sujeto político), es que su historia personal (papá keniano, mamá de Kansas, estudios en Boston, carrera en Chicago, cristiano, criado cerca de los pastores del movimiento por los derechos civiles) pone en primer plano algo que ya era evidente (más evidente en California que en Wyoming, claro), evidente en la gastronomía y la música, la moda y los acentos, la diversidad de caras y apellidos que se ven en la política municipal, en la escuela, en la calle, en las universidades, pero que estaba como taponado en las estructuras más duras del poder: los alambres que atan a una sociedad dinámica y diversa con la elite política tradicional se cortaron por primera vez en la cima del sistema de representación (la presidencia).
Cada vez que le pregunto a alguien “¿de dónde sos?”, la respuesta en 9 de cada diez casos es “mis padres son de X”. Pongamos, Colombia. Yo re-pregunto, “No, yo te pregunté de donde sos VOS, no tus padres”. Insisten: “Soy Colombiano, o sea, mis padres son colombianos, yo nací en Miami y me crié en Houston”. Se puede reemplazar Colombia por Corea o Noruega, es lo mismo: la identidad es la historia de los desplazamientos de los padres hasta llegar a los EEUU, y es algo que se define por la negativa (colombiano, o coreano o noruego, como algo distinto a lo norteamericano, entendido como la mayoría “blanca” (dicho sea de paso, la categoría de “blancos” es algo que se viene ampliando desde hace 300 años: primero los anglosajones, sin irlandeses ni judíos ni italianos ni franceses; después, todos esos juntos contra los negros). Como sea, el tema de los orígenes es fundamental, y desde luego, los orígenes son algo que se narra, son una historia, y en este sentido la historia de Obama no encaja en ninguno de los relatos establecidos, y sí representa los millones de relatos diversos, diversísimos, encarnados en la gente que hoy tiene de cuarentaypico para abajo. Esas pesonas son las que en todo el país salieron a hacer campaña, esta vez como norteamericanos, por Obama.
La otra cara, la cara política de esto, que Obama puso de manifiesto, es un nacionalismo democrático multiétnico, no clasista (ricos y pobres estamos juntos) pero sí igualitarista (justicia y oportunidades para todos). Una especie de apelación al orgullo de ser norteamericanos dirigido a un electorado heterogéneo pero ansioso de participar del patriotismo democrático, reformista, tolerante, de tonos religiosos en cuanto al fervor y la creencia en fines superiores pero totalmente secular y laico en sus planteos concretos. Por supuesto, no se apartó (jamás podría) de la retórica “excepcionalista”, o sea la idea de que los EEUU tienen una misión y una historia que lo distinguen de cualquier otro pueblo sobre la tierra –igual que los judíos ortodoxos. Y por supuesto su última oración fue “God bless America”. Y por supuesto se refirió a los soldados en Irak y Afganistán como valientes protectores de nuestra libertad. Bueno, parece que sí, que es cierto lo que Atilio Borón y otras luminarias del pensamiento político nos enseñan, parece que Obama no es Trotsky y que el capitalismo, el imperialismo y el Pentágono no van a cambiar de la noche a la mañana. Un análisis brillante, una conclusión inesperada! O sea que es lo mismo que haya ganado Obama a que lo haya hecho una banda de lobbystas de la industria armamentista, petrolera, evangélica, racista, antiabortista, multiplicadora de guerras, campos de concentración y terror mediático, cuyas políticas se reducen a quitarle impuestos a los ricos, desregular el mercado financiero, salvarlo con dinero público si es necesario y para ello desfinanciar las agencias públicas que dan techo a los ancianos, comida a los pobres, educación a los niños, hospitales a los asalariados, y así…
Volviendo de la fantasía a la realidad, o mejor, a lo imaginario y colectivo, lo más conmovedor del discurso fue el arco histórico que trazó Obama, como en canto de voz y respuesta religioso, a partir del caso de la viejita negra de 106 años que fue a votar el martes: ¿Qué pasó en 106 años? Sus padres fueron esclavos, y esta mujer votó en una elecciones que consagraron presidente a un negro (y el público en coro: yes, we can); salimos de la crisis del 30 con políticas de bienestar (yes, we can); le ganamos a los nazis (yes, we can); llegamos a la luna (yes, we can); le ganamos a los rusos (yes, we can), conectamos al mundo entero, como nunca antes, con nuestra tecnología (yes, we can). Claro, no mencionó Hiroshima ni Guantánamo. Pero la pregunta que planteó fue cómo será el mundo dentro de 106 años, y la respuesta: el fruto de la paz y de la convivencia. Después de 8 años de guerra mundial, retórica racista-religiosa y terrorismo de estado, después de 25 años de neoliberalismo, y después de tres siglos de presidentes blancos, es toda una diferencia. Y para mí, después de apenas un año y algo de tratar de entender a estos bichos raros que son los yanquis, es también una alegría.
Chin chin Pablo"
*Aclaro cada uno saque sus conclusiones, pero yo con mucho sigilio afirmo que hay que tener cuidado con los chacales vestidos con piel de oveja. Obama no es ni Martin Luther King o Nelson Mandela. Ya el tiempo le permitirá demostrar a Mr. Obama si todo lo dicho durante los speachs de su campaña son palabra de varón y que el cambio en el que todos queremos creer también ha llegado a la Casa Blanca del mayor emisor de C02 del mundo, el abanderado del crimen y el embajador de la opresión.
10 comments:
Muy revelador el texto que transcribes, me gusta porque es uno de esos que dicen algo diferente, hasta cierto punto diríase que todo el mundo ubica la génesis del cambio en el hecho de que Obama sea negro. Naturalmente se trata de un hito, pero el panorama completo esconde muchas otras variables. Concuerdo contigo en que no hay una diferencia radical entre republicanos y demócratas, si acaso los primeros son todavía más conservadores que los segundos.
Abrazos!
s.
Silvi:
No podemos caer en el error de definir a unos como buenos y a los otros como los malos. Un partido político que ampliamente y sin discusión apoyó el genocidio que es la invasión a Irak no merece consideración alguna. Quizás Obama es menos asesino porque fue uno de los pocos que votó en contra de la invasión, pero igual tiene su culpa y guarda silencio. Como dije veamos que pasa, si ahora con todo el billete que le dieron los banqueros y los demás colaboradores es capaz de cumplir todo lo que ha ofrecido o simplemente serán los mismos tiempos de caos con otra cara.
Obama es un negro rico que fue financiado por Wall Street, así que el que espere un cambio radical, es un iluso...
Carlos:
Hablando de ilusos... ¿leyó el escrito de Michael Moore?
mmm mi cuñado, que es paisano suyo, mantuvo un debate interesante la otra madrugada afirmando esto, tan bueno quedó su planteamiento que terminamos pasándolo por correo: " Ahí está Michael Moore, un ejemplo clarísimo de lo erróneo de usar los métodos de la derecha para transmitir ideas de izquierda. Forma y contenido! La manipulación, el humor, la caricatura, la difamación, el culto a la personalidad, viniendo de un tipo cuya preparación es empírica y su compromiso, como mucho, cuestionable... Moore y Bush son lo mismo.
El discurso de Obama es una plataforma ideológica. No es Clinton, ni Carter (sin importar lo que represente Carter hoy a través de la OEA... cuando estuvo en el poder dio pena).
No hay que tenerle miedo a la esperanza."
Creo que para no salirme del contexto de este post, terminare colocando la opinión bastante naif (según mi criterio) de Moore...
Los gringuitos tienen muchas cuentas que pagarle a este planeta y los seres humanos que en ella habitamos.
Aunque creo que el discurso de Obama merece ser analizado, debatido, claro si tiene ganas son cinco partes! Si No hay una visita programada de Fortunato y los amigos en casa.
http://es.youtube.com/watch?v=E0j3qgI3A4k
un beso!
es como ke me pongan a mi de presidente del Ecuador..... soy bien autoctono pero no tan moreno... Si yo sufri discriminacion.... por ser mas blanco de lo normal, y objeto de burla, y las buenas intenciones ke tengo tambien..... tengo una belia guagua a mi lado, viajado leido estudiado, jajajaja En realidad soy patetico..... no me pares bola candela ando de Domingo despues de un largo viaje y ya empiezo a hablar incoherencias
Yo estoy a la expectativa pero no me hago demasiadas ilusiones....
No me interesa el mercenario Moore ni Al Gore ni Bush....
Muchas gracias Ma. Candela por tus palabras hacia mi :)
Gracias y te felicito por tu blog.
saludos
Lex:
ok. ni bola. saludos al perro coqueto!
Carlos:
Me gusta ese sustantivo Mercenario!
Tajante! Definitivo... asi con todo en la vida!
Irene:
Gracias no tienes de que, tu trabajo habla por si solo y tus recomendaciones en el blog son realmente prácticas!
gracias por la felicitación...
(jijijiji me siento como una fan descubierto :) )
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