enjoy it!

Últimamente las ojeras me saludan desde el espejo. Yo les sonrío como siempre. Me gusta trabajar por las noches. Todo es más tranquilo. Sin presiones ni bichitas incómodas. Llego a casa justo a la hora en que el cielo está oscuro y tenebroso. Duermo una, dos horas o ninguna. Igual aunque no quiera tengo que estar despierta tipo siete. Preparo el desayuno de los que inician la jornada, la lonchera para el recreo, le cambio agua y balanceado a Moguita, riego mis plantas y las suyas, entre muchas otras cosas más. Acompaño a todos hasta la puerta, besos, bendiciones, despedidas. Ellos empiezan otro día. Sus días son mis noches. Sus noches son mis días. Aunque eso no me exonere las obligaciones. Entonces entre el corre corre suelo olvidarme de mi. Hasta que como hoy, mi estómago en pie de guerra grita: ¡Aliméntame! ¿El menú de la galaxia? Muffins muy calientes con queso, café y tabaco. Todo frente a la laptop. Continúo trabajando. Ahora lo disfruto mucho más. Equivocados están quienes creen que el fin es el sátrapa billete y el status para aparentar. El secreto está en amar lo que haces. Y todo lo demás mi querido Cachirulo está de más.